domingo, 22 de julio de 2012

SENDA DEL CAORU Y DE LA RUMIADA - 15-07-12

A MITAD DE ESTE MES DE JULIO NOS HEMOS IDO HASTA LA VECINA PROVINCIA DE ASTURIAS PARA HACER ESTA CONOCIDA TRAVESÍA. LA RUTA NO SUPONE DIFICULTAD ALGUNA, PERO SÍ GRAN ESFUERZO PARA SUPERAR LOS 20 KM. y 1100 METROS DE DESNIVEL DE LA MISMA, MÁS EL ACUMULADO DE SUBIDAS Y BAJADAS. TODA ELLA ES DE GRAN BELLEZA Y EN ESTA OCASIÓN LA NIEBLA NOS JUGÓ UNA MALA PASADA IMPIDIÉNDONOS DISFRUTAR DE LAS BELLAS VISTAS QUE DESDE LA PARTE ALTA SE PUEDEN CONTEMPLAR. AÚN ASÍ NO DEJÓ DE SORPRENDERNOS LOS PAISAJES QUE RECORRIMOS DURANTE LA MISMA.

(NOTA: Pinchando sobre las fotos pueden verse con la calidad original)



Salimos pronto de León deteniéndonos en Riaño a desayunar un poco. Bajamos el Pontón para llegar a Cangas de Onis primero y luego a Arenas de Cabrales, (140 m), comienzo de la ruta. Tras acercar un coche a Poncebos, dónde que quedó una compañera, emprendimos la misma ya a media mañana.



Desde el comienzo entramos en un bello bosque con ejemplares de árboles de gran altura y grosor. De momento lucía el sol y éstos nos evitaron el calor del mismo en esta primera parte. Pasamos por encima de un canal de agua y atravesamos bonitos bosques de helechos con todo su verdor. La pendiente era continua pero llevadera sin fuertes repechos aún. De vez en cuando veíamos Arenas entre los claros que se abrían en la arboleda. No faltaron las fotos encaramados en algunos de esos grandes troncos.



En varios tramos puede verse muy claramente el empedrado de esta Calzada Romana del Caoru. Cerca de la misma vimos también otro curioso rincón en el que el agua había moldeado una cascada de pozas en la roca. Tras un tramo de fuerte subida entre paredes rocosas, alcanzamos La Cruz de Pravia, un monumento dedicado a los pastores de Arenas de Cabrales. Allí nos detuvimos unos minutos antes de proseguir el continuo ascenso ahora ya a cielo abierto.




De nuevo entre helechos nos fuimos acercando a las primeras majadas de la ruta, aunque alguna solitaria habíamos pasado ya. Tras otro tramo de fuerte subida llegamos a los Invernales de Portudela. En ellos se nos unió una joven holandesa, que no viendo claro el siguiente tramo, había decidido dar la vuelta. Habíamos perdido a un compañero, que ya caminaba por delante, y ganábamos una acompañante.


Las nubes comenzaban a cerrarse sobre nosotros, lo cual por una parte se agradecía al evitarnos el calor, pero la temible niebla era lo preocupante. Subimos un pequeño tramo antes de ver a nuestra izquierda la vega y majadas de Tombrín. Un nuevo repecho más nos llevó a una fuente seca con pilón tras la cual bordeamos una vega más baja que el sendero. Alcanzamos un collado que nos sacó a otra vega en la que se emplazan las Majadas de Humardo bajo las rocas. En este punto tuvimos una pequeña duda por la falta de señales, qué, y esto suele ser una constante en general, siempre faltan dónde más se necesitan.


Nos desviamos a la derecha encontrando más majadas en otra vega contigua. Luego comprobamos que eran también parte de las de Humardo. Estudiando el mapa detenidamente decidimos retroceder y fue entonces cuando un pastor nos confirmó que había que atravesar toda la vega hacia un collado cercano y de escaso desnivel. Seguidamente cruzamos algunas vegas más y en la última subida hacia Tordín encontramos la Fuente Viña en la que paramos unos minutos. La niebla ya nos acechaba en la parte alta.


Un último esfuerzo nos llevó a la vega y majadas de Tordín, cerca de las cuales hay una gran cueva a la que nos acercamos. Estábamos a la mitad de la ruta. Eran las cinco de la tarde cuando nos detuvimos al pie de una de estas majadas para comer. Fue entonces cuando la niebla nos envolvió por completo y al retomar la marcha, otro pastor que andaba por allí, nos indicó la senda hacia el collado.


A las 17:40 horas alcanzábamos el collado de Posadoiro, máxima altitud de la ruta con 1220 m. Como se ve en esta siguiente foto que he recopilado, la vista que nos perdimos del macizo Central de Picos de Europa con el imponente Naranjo de Bulnes era espectacular.

Con ese disgusto por no poder disfrutar de tan magnífico paisaje emprendimos el largo descenso a Tielve. De nuevo encontramos un tramo empedrado de la calzada romana. La niebla seguía cerrada y de nuevo las indicaciones de un par de pastores nos fueron de gran ayuda. Entramos en una larga vaguada que nos llevó a los invernales de Valfrío dónde salimos a un ancho camino cementado en varios tramos. Poco a poco fuimos dejando la niebla en la parte alta y comenzamos a ver el botito valle del río Duje. Por él sube la carretera a Sotres y se emplaza el pueblo de Tielve que enseguida vimos.



A las 7:30 horas llegábamos a Tielve, 650 m, en el que nos tomamos un refrigerio. Allí además nos despedíamos de nuestra compañera holandesa que decidía coger un taxi hasta Arenas, donde se hospedaba.

Media hora después retomábamos la marcha para cubrir los cinco últimos kilómetros que nos restaban a Poncebos. Este tramo es conocido como La Senda de La Rumiada y transcurre a media ladera del valle entre algunos invernales más, tramos de bosque y zonas pedregosas. Nos llovió un poco en esta senda desde la que se puede ver Camarmeña a la misma altura y poco después Poncebos en la parte baja. La última bajada es bastante pendiente, aunque los numerosos zigzag la suavizan mucho.




Salimos por fin a la carretera a la altura de la central hidroeléctrica. Pasamos un pequeño túnel y a las 22:00 horas terminábamos la ruta en Poncebos tras 20 Km. recorridos y a una altura de 250 m.

Después de hacer los trayectos con los coches entre Poncebos y Arenas, nos reunimos todos en éste último a tomar otro refrigerio y algunos a cenar un poco.

Sobre las 23:30 horas emprendimos el viaje de regreso a León. Decidimos hacerlo ahora por Oviedo y Pajares, dónde encontramos algo de niebla. A las 2:30 horas llegábamos a la capital dónde vimos este curioso coche en Guzmán.

Poco más hay que comentar de esta salida. Sin duda se trataba de una de las rutas más destacadas del calendario de este año y que la climatología no nos dejó disfrutar como bien se merecía, pero siempre habrá más oportunidades. Ya hemos comentado la posibilidad de hacerla sólo desde Tielve al Collado Posadoiro, asegurando, eso sí, tiempo bueno.

viernes, 13 de julio de 2012

DEL CUERNO MALDITO AL TRES OBISPOS - 01-07-12

CUATRO MESES DESPUÉS DE SU PROGRAMACIÓN EN EL CALENDARIO, HEMOS ALCANZADO ESTA CUMBRE DE LA SIERRA DE ANCARES A LA QUE ADEMÁS AÑADIMOS OTRAS TRES MÁS DE SIMILAR RELEVANCIA, “CUERNO MALDITO”, “LAS CHARCAS” Y “LOS PENEDOS”. LA JORNADA RESULTÓ DE LO MÁS COMPLETA APROVECHANDO HASTA EL ÚLTIMO MINUTO DE LA TARDE ANTES DE TERMINAR LA RUTA EN PORCARIZAS.

(NOTA: Pinchando sobre las fotos pueden verse con la calidad original)



Salimos de Porcarizas por el valle y a la vera del arroyo del mismo nombre. Dejamos atrás el merendero y el molino entrando luego entre una exuberante y verde vegetación moteada de flores con bellos colores. Al fondo ya se divisaban parte de las cumbres que luego alcanzaríamos. Atravesamos un puente de troncos y una explanada con una curiosa roca piramidal entre dos bonitos árboles para salir a una pista ancha por la que anduvimos unos metros hasta el desvío del Antiguo Camino de “La Fuente de los Cardos”.





Aquí nos internamos en el frondoso bosque por el medio del cual transcurre el sendero entre ejemplares de gran envergadura y curiosas formas. Sin abandonar dicha senda que se empinaba cada vez más, salimos a cielo abierto ya con el refugio de Las Charcas a la vista. Tras el mismo vimos un panorama nada alentador con la niebla invadiendo las cumbres desde el Norte.

Nos detuvimos unos minutos en este refugio antes de retomar la marcha por otro ancho camino que luego abandonamos hacia la falda de la sierra. Poco a poco fuimos ganando altura hasta alcanzar la cresta entre Los Penedos y Las Charcas en el límite provincial con Lugo.

Nuestro objetivo principal era el pico Tres Obispos, pero visto que estábamos más cerca del Cuerno maldito, cumbre de mayor altura, nos dirigimos hacia la misma cresteando y ladeando otras cimas intermedias. En este tramo vimos el primer grupo de corzos de la jornada.




La niebla se había disipado cuando alcanzamos la cima del Cuerno Maldito, 1850 m, desde el cual pudimos ver la laguna de Burbia bajo las laderas del pico Los Lagos y el Mustallar. La vista era amplia y bonita en redondo con muchas cumbres lejanas y cercanas.


Tras unos minutos en esta cima emprendimos el descenso desandando el camino de subida. La siguiente cumbre tras el collado era la de Las Charcas, 1800 m, a la cual nos encaramamos en pocos minutos. Una rápida foto y seguimos el cresteo con bonitas vistas de los valles leoneses y lucenses. Al fondo, tras el Tres Obispos, podíamos ver la cumbre de Peña Rubia, ascendida hace dos años por el club en una ruta en parte nocturna.



Tras pasar por Los Penedos, 1787 m, bajamos al siguiente collado para remontar la última subida al Tres Obispos, 1798 m, al que llegamos a media tarde. En el nos detuvimos más tiempo, entre otras cosas a comer, que no lo habíamos hecho aún.


De nuevo en marcha comenzamos a bajar por la loma contraria entre matorral bajo viendo en las praderas numeroso ganado y varios corzos más. La maleza se cerro cerca del refugio, que dejamos a un lado, antes de entrar de nuevo en el bosque. Algunos decidimos atajar por el medio del mismo y allí encontramos un tronco derribado de una envergadura como nunca antes había visto. En un primer momento nos pareció incluso una gran roca.



El bosque en su conjunto era un mosaico de postales entra las que vimos una curiosa roca tapizada de musgo que parecía un mostrador de bar colocado en medio de un claro. Dejamos atrás el puente de madera y el tramo de pista antes de llegar a las praderías llenas de helechos entre los que transcurría el sendero. Tres mastines, que ya a la ida nos habían seguido un rato, volvieron a hacerlo ahora de nuevo otro tramo. La luna aparecía tras una loma rocosa anaranjada por el efecto del sol poniente.



Llegamos así a Porcarizas a última hora de la tarde y nos cambiamos antes de acercarnos a tomar un refrigerio en el bar del pueblo. A alguno/a aún le quedaban fuerzas para pedalear un poco con una desvencijada bici que encontraron por allí. Tenía que haberles dejado y que volviesen en ella. Je. Je.

Ya casi anochecido emprendimos el regreso a León dónde llegamos pasada la media noche. Fue una larga jornada, pero fructífera y agradable. Ahora en esta época estival hay que aprovecharlas.