LA PREVISIÓN PARA ESTA JORNADA ERA REALIZAR LA RUTA MARCADA POR “CUATRO VALLES” DENOMINADA “LOS SIERROS NEGROS Y EL CARDAYAL”. VARIAMOS LA MISMA Y DECIDIMOS ASCENDER AL PICO FRESNEDA O UNGRÍA Y LUEGO COMPLETAR DICHA RUTA CIRCULAR. AL FINAL LA CLIMATOLOGÍA NOS IMPIDIÓ HACER ESTA SEGUNDA PARTE DE LA MISMA.
Tras una foto de todo el grupo, comenzamos a caminar tras dejar los coches en la carretera que se dirige al camping de Vegacervera.
Por un camino helado y aún a la sombra, nos encaminamos hacia el valle pasando por debajo del canal de agua.
En las laderas nos encontramos con un rebaño de vacas que pastaban con el primer sol de la mañana. Por detrás se alzaban las laderas del pico.
Tras varios metros recorridos abandonamos el camino para entrar a la loma con dirección a una collada entre el Fresneda y el Enrasadas que teníamos frente a nosotros.
Poco a poco la vista se fue ampliando y vimos también el Correcillas o Polvoreda .
Ya por sendero entramos en una vaguada cargada de nieve entre robles y matorral bajo. Poco más adelante llegamos a unos corrales con una nave ganadera adjunta.
Sin llegar a la collada nos metimos de lleno en la fuerte pendiente donde la nieve cubría los huecos entre las rocas dificultando altamente la ascensión.
Por fin alcanzamos la cima desde la que tuvimos una amplia vista de los alrededores. Aquí la foto habitual de grupo.
Una bella postal de Vegacervera desde la cumbre y panorámicas con cimas como Brañacaballo, Fontún, Sáncenas, Correcillas, etc.
Tras unos minutos en dicha cima, con altitud 1685 metros, emprendimos el descenso para comer más abrigados.
Aprovechando el sol que ya comenzaba a cubrirse nos acomodamos en unas rocas para comer tranquilamente disfrutando de aquel amplio paisaje.
De nuevo en marcha emprendimos el descenso, una vez más con precaución por los huecos ocultos bajo la nieve.
Por el Oeste se iba cubriendo el cielo presagiando la lluvia que luego caería.
Tras dejar atrás los corrales, y en vez de meternos luego al sendero, seguimos el ancho camino durante un tramo antes de atajar ladera abajo a su encuentro ya en la parte baja del valle. La intención era cerrar el circuito programado, pero los negros nubarrones nos aconsejaron desistir. Además algunos llevábamos ya el calzado mojado por la nieve que se había colado en las botas.
Nos restaban escasos 300 metros para llegar cuando comenzó a llover, lo cual nos libró del fuerte aguacero que minutos más tarde descargaba en aquella zona.
Tras cambiarnos y ponernos cómodos, tomamos un café en el cercano bar antes de emprender el regreso a León.
Tras varios metros recorridos abandonamos el camino para entrar a la loma con dirección a una collada entre el Fresneda y el Enrasadas que teníamos frente a nosotros.
Poco a poco la vista se fue ampliando y vimos también el Correcillas o Polvoreda .
Ya por sendero entramos en una vaguada cargada de nieve entre robles y matorral bajo. Poco más adelante llegamos a unos corrales con una nave ganadera adjunta.
Sin llegar a la collada nos metimos de lleno en la fuerte pendiente donde la nieve cubría los huecos entre las rocas dificultando altamente la ascensión.
Por fin alcanzamos la cima desde la que tuvimos una amplia vista de los alrededores. Aquí la foto habitual de grupo.
Una bella postal de Vegacervera desde la cumbre y panorámicas con cimas como Brañacaballo, Fontún, Sáncenas, Correcillas, etc.
Tras unos minutos en dicha cima, con altitud 1685 metros, emprendimos el descenso para comer más abrigados.
Aprovechando el sol que ya comenzaba a cubrirse nos acomodamos en unas rocas para comer tranquilamente disfrutando de aquel amplio paisaje.
De nuevo en marcha emprendimos el descenso, una vez más con precaución por los huecos ocultos bajo la nieve.
Por el Oeste se iba cubriendo el cielo presagiando la lluvia que luego caería.
Tras dejar atrás los corrales, y en vez de meternos luego al sendero, seguimos el ancho camino durante un tramo antes de atajar ladera abajo a su encuentro ya en la parte baja del valle. La intención era cerrar el circuito programado, pero los negros nubarrones nos aconsejaron desistir. Además algunos llevábamos ya el calzado mojado por la nieve que se había colado en las botas.
Nos restaban escasos 300 metros para llegar cuando comenzó a llover, lo cual nos libró del fuerte aguacero que minutos más tarde descargaba en aquella zona.
Tras cambiarnos y ponernos cómodos, tomamos un café en el cercano bar antes de emprender el regreso a León.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar