PRIMERA SALIDA DE 2012 DEL CLUB DE MONTAÑA CUMBRES DE LEÓN PARA ASCENDER AL PICO ARBILLOS, EN BESANDE. CUMBRE SENCILLA PERO QUE SE HACE ETERNA SIGUIENDO LA RUTA MARCADA DEL “PR LE 34” QUE ATRAVIESA VARIAS VAGUADAS DE LA FALDA DEL PICO ANTES DE LLEGAR A LA CRESTA. ESO SÍ, ES MUY CÓMODA Y ACCESIBLE TODA ELLA SIN GRANDES PENDIENTES Y DESNIVELES. EL DÍA ACOMPAÑÓ Y DISFRUTAMOS DE UNA GRATA JORNADA QUE EN LAS FOTOS Y COMENTARIOS SIGUIENTES QUEDAN DETALLADAS.
Los ocho participantes, junto con Rex, salimos de Besande, pueblo donde vimos algunos hórreos bien conservados. En esta foto puede verse uno de ellos de día y de noche así como una panorámica del atardecer que inserté con ellos.
Siguiendo primero el “GR 1” caminamos entre praderías donde la fuerte helada había cubierto con un manto blanco la hierba. El frío era intenso y había que abrigarse. Poco a poco fuimos viendo una bonita y amplia vista del valle de Besande mientras subíamos por un ancho camino primero y luego por sendero.
Durante un rato nos metimos de lleno en la zona de una cacería donde procuramos hacernos ver bien para evitar riesgos. Ni por el monte podemos ir ya tranquilos. Así alcanzamos la cresta tras pasar varias vaguadas con algunos pinos repoblados. En unas rocas nos sacamos una foto de grupo con el cercano Espigüete, Murcia y Curavacas de fondo así cómo Valverde de la Sierra. La vista ya era amplia contemplando además poco después la zona de Riaño al Oeste o Velilla del Río Carrión al Sur.
Unos enormes monolitos de piedras nos recibían en la cima de este pico de 1966 metros de altitud en el que nos acomodamos para comer disfrutando de tan bella vista y un poco abrigados por la fría brisa del norte que corría. Desde Picos de Europa, hasta la lejana Peña Ubiña o Teleno, eran innumerables las cumbres divisadas desde aquel punto fronterizo con Palencia.
Tras la comida, el postre con algo de turrón todavía y chupito para calentar. Emprendimos el descenso de nuevo a la collada para pasar esta vez al Peñón de Arbillos, cumbre secundaria de este pico desde donde sí se ve Besande. En medio encontramos un pequeño nevero que dimos el gusto de pisar.
Apenas nos detuvimos unos minutos en la misma antes de proseguir la bajada por la cresta sur bordeando varios riscos pedregosos entre los que se formaban unas curiosas horcadas. En una de ellas volvimos a encontrarnos con “El Tio la Vara”, personaje que ya habíamos divisado en la anterior salida del Belén. Yo creo que es aficionado también a la montaña. En las zonas sombrías había regatos helados donde había que extremar un poco el cuidado.
Nos dividimos luego quedando Mª Jesús y yo bajando por la vaguada entre pinos y largos pedreros en los que el sol del atardecer se reflejaba formando un bonito paraje. Metidos en la sombra entramos en un bosque donde encontramos ejemplares de gran tamaño y grosor con formas retorcidas en los que sacamos varias fotos. En su parte baja enlazamos con el camino desde el que vimos la colorida puesta de sol.
Ya en Besande nos tomamos un refrigerio y pudimos ver una luna llena que iluminaba la pirámide del Espigüete, de lo cual saqué algunas instantáneas con larga exposición con resultado regular.
Y sin más emprendimos el regreso a la capital tras una completa jornada de montaña que nos sirvió para comenzar el calendario de este año.
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