CONTINUAMOS LA ANDADURA MONTAÑERA CON ESTA SEGUNDA SALIDA DEL CLUB, EN ESTA OCASIÓN A LA CASCADA DE LA FERVENCIA, EN FONCEBADÓN. RESULTÓ UNA SENCILLA TRAVESÍA, PERO GRATIFICANTE Y CON ALGUNOS BELLOS RINCONES.
La ruta comienza en Foncebadón, donde un cartel es la única señal que vimos de la misma, teniendo casi adivinar la entrada al valle de La Molina.
Entre prados comenzamos el descenso por el mismo atravesando un robledal hasta llegar al arroyo paralelo al que transcurre el sendero. La fuerte helada había dejado el terreno completamente blanco y el frío aún se hacía notar. Pasamos varias veces el arroyo de un lado a otro siempre entre arboleda y arbustos. El sendero estaba muy marcado, aunque sin señal alguna de la ruta. Encontramos un antiguo cercado de piedras protegiendo los restos de una colmena ya en desuso en un tronco de madera.
También en las praderas se podía ver la blanca capa y en las cercanías del arroyo el hielo se convertía en un peligro. Llegamos a la confluencia de los valles y allí sí encontramos un indicador que nos marcaba 100 metros a la cascada. Siguiendo el sendero bajamos varios metros hasta situarnos encima del salto. Un fuerte descenso nos llevó a la parte baja de la cascada donde nos sacamos una foto de grupo, no sin hacer algunos números para colocarnos sin resbalar. Por debajo de la misma pueden verse algunos saltos más.
Tras un rato en aquel lugar, desandamos el tramo hasta la bifurcación de valles cogiendo ahora un ramal hacia el Oeste que enseguida comenzó a subir con fuerte pendiente rumbo Norte. En la parte alta cambiamos de trayectoria para meternos en otra pista entre pinares que seguía ascendiendo más suavemente.
Llegamos a las inmediaciones de una subestación eléctrica y entramos por otro camino hacia el valle de Mampodre o de las Tejedas. Tras recorrer unos metros por él y no ver el sendero muy claro, retrocedimos hacia la pista principal cogiendo ya la dirección de regreso a Foncebadón. En un pequeño claro entre las escobas nos detuvimos a comer tranquilamente disfrutando de la amplia vista que había desde aquel punto.
De nuevo en marcha, y tras otro tramo por aquel camino, salimos a la carretera general que sube hacia el puerto Foncebadón. Cogimos el sentido opuesto hacia el pueblo distante un kilómetro escaso. En pocos minutos entramos en él cerrando la ruta de unos 10 kilómetros. En Foncebadón dimos un paseo por algunas de sus calles para seguidamente tomarnos un refrigerio en el cercano bar.
Sin más nos pusimos en marcha hacia León encontrando de nuevo la niebla cerrada que ya en el viaje de ida nos había acompañado. El contraste de ese paisaje con el que tuvimos durante el resto de la jornada dice mucho de la suerte que tuvimos con la climatología.
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