domingo, 29 de abril de 2012

MONTE HIJEDO (S-Bu) Y PORTILLO AMARGO (Bu) - 21/23-04-12

APROVECHANDO OTRO LARGO FIN DE SEMANA FESTIVO, NOS HEMOS IDO DE NUEVO A LA VECINAS PROVINCIAS CÁNTABRA Y BURGALESA PARA RECORRER EN ELLAS UN PAR DE RUTAS VERDADERAMENTE BONITAS, SOBRE TODO LA PRIMERA DE ELLAS, QUE ERA LA PROGRAMADA OFICIALMENTE EN CALENDARIO. EL RESULTADO NO PUDO MEJORARSE, SALVO UN DETALLE DE LA PERNOCTA DE UNA NOCHE EN EL QUE NO VOY A ENTRAR YA QUE FUE UN TANTO ANECDÓTICO, INCLUSO DIVERTIDO DESDE CIERTO PUNTO DE VISTA. TAMBIÉN EL MALESTAR DE UNA DE LAS COMPAÑERAS QUE LA IMPIDIÓ HACER AMBAS RUTAS Y A LA QUE LA DESEAMOS PRONTA RECUPERACIÓN.

(NOTA: Pinchando sobre las fotos pueden verse con la calidad original)


Salimos de León el sábado a media tarde por la autovía de Burgos desviándonos en Osorno hacia Santander. En Aguilar de Campoo hicimos una parada para estirar las piernas y aprovechamos para comprar algunos detalles. De nuevo en marcha por carreteras más secundarias hemos llegado a Villaverde de Hito, en Cantabria, lugar de la pernocta de este primer día. Allí teníamos reservadas unas habitaciones en un alojamiento rural. Por la noche dimos un paseo por el pueblo. A la mañana siguiente nos dirigimos hacia el punto de partida de la ruta en Riopanero deteniéndonos a ver una bonita iglesia en San Martín de Elines.










A la entrada de Riopanero comienza la ruta del Monte Hijedo señalada por un cartel de la misma. Una ancha pista nos llevó a un aparcamiento hasta dónde podíamos haber acercado los coches. Poco después entramos en el bosque en sí en el que comenzamos a ver rincones inéditos y de gran belleza. En las fotos queda reflejada la misma y sobran palabra para describirla. Dejamos atrás un refugio y paralelos al río Hijedo fuimos ascendiendo suavemente a su vera. El cielo alternado de nubes y claros dejó escapar algunas gotas de lluvia sin mayores consecuencias.




Tras abandonar la pista más ancha, tuvimos que atravesar el arroyo en numerosas ocasiones haciendo gala de la destreza para no caer al mismo. Arrastrando ramaje y piedras pudimos vadear uno de los más complicados, demostrando que no hay nada que se nos resista.... No tardando llegamos a una alambrada división de provincias y comunidades, Cantabria y Burgos, en el que entrábamos. Más adelante un indicador nos marcaba dos alternativas a la Cabaña del Monte Hijedo, una larga y otra mas corta. Nos encaminamos por esta última encontrando algunos fuertes repechos hasta la misma.



Allí llegamos parte del grupo encontrando un gran pazo con capilla, corrales y un gran caserón a cuya vera nos acomodamos para comer. Varios gatos, cabras y un mastín eran los inquilinos que vimos en el lugar.





Retomamos la marcha ahora por el ramal largo en el que nos encontramos con ejemplares de árboles dignos de postal. También rocas de gran tamaño y moldeadas por la erosión sobre las que se erigían algunos de esos troncos. Desde un mirador tuvimos una amplia vista de todo el bosque que veníamos siguiendo y algunos pueblos alejados. Nos cruzamos con una manada de caballos y tras bajar un tramo embarrado y pendiente, desembocamos en un ancho camino que nos sacó a la cabecera del río.





En esta vega, un ganadero nos confirmó el ramal del camino que nos devolvía a Riopanero por el bosque. En este tramo encontramos numerosos tejos de gran grosor. Así cerramos el círculo en el punto de desvío a la cabaña y continuamos por el sendero valle abajo. En esta ocasión nos evitamos varios cruces del arroyo metiéndonos un poco monte arriba entre dos vadeos. Ya en la pista ancha dejamos atrás el refugio y poco después vimos a un compañero, que se había dado la vuelta antes, venir hacia nosotros. Había acercado el coche al aparcamiento y gracias a ello nos evitamos mojarnos, ya que en ese momento, y cómo si estuviese esperando a que terminásemos la marcha, se echó a llover. Habíamos hecho unos 22 kilómetros.




Desde allí nos teníamos que ir hasta Frías, en Burgos, a unos 85 kilómetros, dónde teníamos la pernocta ese domingo. Atravesamos el Cañón del Ebro, dónde hemos hecho algunas rutas ya, y por el páramo de Masa, llegamos a Frías tras algunas incidencias en el viaje que no vienen a cuento.


En dicha localidad nos alojamos en una “pensión rural”..... disfrutando por la mañana de unas bonitas vistas de la ciudad con el título de ser la más pequeña de España. Salimos de la misma deteniéndonos luego en Traspaderne dónde desayunamos.



Así llegamos a Oña, también en Burgos, donde hay varias rutas marcadas para hacer senderismo. Ya teníamos en mente una de ellas, la del Partillo Amargo, que asciende a la sierra cercana y regresa cerrando un circuito de algo más de 7 kilómetros. Nos preparamos para la marcha al lado del monasterio de San Salvador y atravesamos las calles para situarnos en el comienzo de la ruta tras el río Oca. Una senda a través de unos prados nos metió en la ladera de la sierra por la que ascendimos transversalmente hasta alcanzar la cresta. Entre arboleda avanzamos por la misma subiendo suavemente en busca del punto más alto, situado a 1041 metros y denominado “Blanquilla”. Habíamos partido de unos 570 metros.



Allí nos llovió un poco y comenzamos el descenso por otro sendero que nos bajó a Tamayo, pueblo medio abandonado ya en el valle. Por un camino entre huertas y praderías regresamos a Oña para la hora de la comida. Decidimos este día hacerlo “a plato puesto” y en uno de los restaurantes de la localidad comimos tranquilamente antes de emprender el regreso hacia nuestra ciudad.




Desde Oña nos dirigimos a Briviesca y desde allí a Burgos dónde enlazamos con la autovía a León. En Olmillos de Sasamón entramos a tomar un refrigerio y descansar un rato.

Sin más novedades llegamos a León a última hora de la tarde de este día festivo en la comunidad. Sin duda resultó un grato fin de semana en el que cumplimos los objetivos previstos y el tiempo acompañó tras las malas previsiones que anunciaban.

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