SIGUIENDO EL CALENDARIO DE NUESTRO CLUB, NOS HEMOS IDO HASTA ESTE BONITO VALLE SALMANTINO DE LAS BATUECAS, EN EL LÍMITE PROVINCIAL CON CÁCERES.
NOS ANIMAMOS CINCO PERSONAS QUE SALIMOS DE LEÓN A LAS 18:00 HORAS DEL SÁBADO. EL VIAJE DE IDA LO HICIMOS POR BENAVENTE, TORDESILLAS, SALAMANCA Y FINALMENTE LA ALBERCA TRAS POCO MÁS DE TRES HORAS.
En el camping “La Al-Bereka” montamos las tiendas y cenamos antes de acercarnos a La Alberca a visitar este bello pueblo por la noche.
A la mañana siguiente nos saludaba un brillante sol que poco a poco restaba el intenso frío nocturno. Desayunamos y desmontamos las tiendas antes de emprender el viaje de 12 Km a Las Batuecas. Desde el puerto El Portillo pudimos disfrutar ya de unas impresionantes vistas.
Al comienzo de este valle se encuentra el Monasterio de San José de Las Batuecas, a cuya vera transcurre la primera pare de la ruta.
Numerosos árboles, algunos centenarios, crecían cerca del sendero al lado del cual transcurría un canal de agua. Atravesamos luego un puente de piedra sobre un arroyo lateral y seguimos avanzando entre varios alcornoques con la corteza rasurada en busca del corcho.
No tardando llegamos al desvío de la primera cueva rupestre en la que pueden verse pinturas de este tipo. Se trataba de “El Canchal de las Cabras Pintadas”, desde donde además tuvimos la primera vista aérea del valle.
Tras desandar este tramo de subida nos colocamos a nivel del río durante unos metros antes de volver a ascender en busca del segundo rincón rupestre, “El Canchál del Zarzalón”.
A partir del mismo el sendero se mantiene por encima del valle con magníficas vistas sobre el río. El calor ya se hacía notar y disfrutábamos de un tiempo veraniego.
Tras cometer un pequeño error en la situación de la cascada de “El Chorro”, dimos con el buen sendero, que ahora ascendía bruscamente zigzagueando entre arboleda. Nos acompañaba ahora un grupo de chicas, entre las que había una leonesa.
Por fin llegamos al idílico lugar donde encontramos dicha cascada. Se trata de un chorro estrecho, pero con mucha fuerza y caudal. Además el entorno es bastante bello y en verano invita a darse un baño en la poza sobre la que se desploma.
Tras disfrutar de este entorno unos minutos emprendimos el regreso siguiendo la misma ruta de subida.
En una piedras cercanas al río decidimos parar a comer tranquilamente.
Dejamos atrás el “Canchal de las Cabras Pintadas” sin subir a él y poco después vimos de nuevo la reconstrucción de una antigua carbonera vegetal. El último tramo transcurre sobre un curioso entramado de raíces pegadas a la tapia del monasterio, cerca del cual vimos este florido árbol.
Desde el alto del puerto Portillo se contemplaba La Alberca en el fondo del valle.
Ya en el pueblo paseamos por sus calles viendo la peculiar arquitectura de esta localidad. Tomamos un refrigerio en una terraza y algunos compramos productos típicos.
Antes de emprender el regreso a León subimos a Peña Francia desde donde hay una vista espectacular de la comarca. En ella se emplaza un convento con un gran reloj solar así como una estación de telecomunicaciones. El frío era intenso a la hora de la puesta de sol, de la que disfrutamos desde allí.
El regreso lo hicimos esta vez por Salamanca, Zamora y Benavente llegando a León sobre las doce de la noche.
Sin duda resultó una experiencia inolvidable en la que la climatología casi veraniega de la jornada dominical contribuyó sin duda a que así fuese.
Buenas tardes,presi y demas gente, a que merece la pena el lugar,pero os falta algo basico la foto con la cerda,pero la de verdad,jejeje.
ResponderEliminarcgl-43@hotmail.com
Intentamos atraparla, pero no se dejó. Nos tuvimos que conformar con la de piedra.
ResponderEliminarUn saludo