domingo, 17 de febrero de 2013

SAN FACUNDO - MATAVENERO - POIBUENO 10-02-13

UNA VEZ MÁS LA CLIMATOLOGÍA DE ESTE DURO INVIERNO NOS HA HECHO MODIFICAR LA RUTA PREVISTA. EN EL CALENDARIO ESTABA PROGRAMADA LA ASCENSIÓN A “PEÑA HOGUERA”, EN MARAÑA, PUEBLO CUBIERTO POR UNA CAPA CONSIDERABLE DE NIEVE COMO OTROS MUCHOS DEL NORTE DE LA PROVINCIA. 
DECIDIMOS ENTONCES IRNOS UN POCO MÁS HACIA EL SUROESTE Y HACER UNA RUTA SENCILLA Y CONOCIDA COMO ES LA DEL VALLE DE SAN FACUNDO Y MATAVENERO. AUNQUE LA PREVISIÓN TAMPOCO ERA NADA BUENA, NO PEOR QUE HACIA EL NORTE.           

(NOTA: Pinchando sobre las fotos pueden verse con la calidad original)  

Salimos lloviendo de León y nos encontramos con nieve en el alto del Manzanal. Con precaución pasamos éste y llegamos a Torre del Bierzo en el que paramos a tomar un café. 

Por estrechas carreteras llegamos minutos más tarde a San Facundo en el que nos preparamos bajo la incesante lluvia. Salimos por un ancho camino paralelo al río Real y entre algunos castaños de gran grosor. Cruzamos un puente de hormigón y abandonamos el camino hacia un estrecho sendero marcado y que subía entre arbustos y escobas. Fuimos cogiendo una considerable altura sobre el río situándonos poco más tarde por encima de la presa que hay en su cauce.






Nos sacamos algunas fotos y retomamos la marcha descendiendo de nuevo hasta la misma margen del río por tramos rocosos. En algunos lugares fuimos encontrando símbolos del grupo ecologista que se asienta en Matavenero. Así llegamos al segundo puente, éste de troncos, por el que cruzamos a la margen contraria para comenzar a subir una vez más entre arboleda y matorral. En este tramo dejamos atrás la bifurcación a Poibueno por la que luego regresaríamos. El sol  brilló unos instantes antes de volver a cerrarse por completo. En una de las vaguadas del valle encontramos un enorme castaño al que nos encaramamos para sacar unas fotos. Por allí recogimos algunos frutos que aún se conservaban entra la hojarasca.



Con el pueblo ya cercano nos encontramos un curioso tronco caído en el sendero formando un puente sobre él. Un fuerte repecho más nos llevó a la entrada de Matavenero mientras descargaba un gran aguacero. Cruzamos por entre sus casas reconstruidas y entramos en la cantina dónde reunían varios jóvenes y algunos niños. Con ellos charlamos un rato antes de retomar la marcha hacia Poibueno. 



Seguía lloviendo y buscamos un lugar donde comer. En el medio de una campa vimos una curiosa construcción en forma de carpa a la que se podía acceder, aunque no habíamos pedido permiso y optamos por no entrar. Vimos no lejos una casa con porche y a ella nos encaminamos. La joven que la habitaba nos cedió amablemente este cobijo para comer al resguardo de la lluvia incesante. 

Tras un rato allí metidos reiniciamos la ruta por el sendero que bajaba ahora hacia Poibueno, a la vera del río. Otro puente de troncos nos metió en dicho despoblado en el que pueden verse aún las ruinas de una gran iglesia y de numerosas viviendas más. 


Unos minutos más tarde salíamos por otra senda empedrada ya de regreso hacia San Facundo. Fue entonces cuando la lluvia se convirtió en granizo y escuchamos algunos truenos por encima de nosotros. Un tramo más adelante se emplaza el Pozo de las Ollas, un bonito rincón en el que el río se precipita en varios saltos sobre las pozas. Nos desviamos unos metros para verlo y enseguida volvimos al sendero principal que trazaba vaivenes sobre el cañón. En lo alto vimos algunas casas de Matavenero con los tejados blancos del granizo. 


Nos situamos mas tarde a la vera del río y cruzamos otro puente similar al segundo que habíamos pasado anteriormente. El sendero atravesó algunos pedreros por encima de los cuales iría el camino de ida. Dejamos atrás algunas zonas de paredes rocosas antes de cerrar el lazo en el punto de la bifurcación hacia ambos pueblos. Por el sendero llegamos al puente de troncos y dejamos de nuevo atrás y por debajo la presa. Ahora vimos en el cauce también la piscifactoría instalada aguas abajo de dicha presa.  Tras enlazar después con el ancho camino y recorrer el último tramo, entramos en San Facundo mientras comenzaba a nevar copiosamente.



Nos cambiamos bajo un viejo soportal y emprendimos el viaje de regreso con la nieve como acompañante. Durante el trayecto fue cesando a ratos. En el puerto vimos numerosas quitanieves despejando la carretera. Así llegamos a la altura de Astorga a la que decidimos entrar. Tras aparcar en el centro, entramos a una cafetería en la que nos dimos el gusto de tomar un chocolate calentito con churros. 





Nevaba cuando salimos de Astorga ya anochecido. Camino de la capital cesó por completo y así terminamos el viaje en León a última hora de la tarde-noche.

Al mal tiempo, buena cara. Es lo que hay que ir haciendo este año. Si no se puede lo programado habrá que sustituirlo por otras rutas alternativas. A ver si a partir de ahora tenemos mejor suerte en ese sentido.    
  


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