jueves, 14 de marzo de 2013

HAYEDO DE CANSECO 10-03-13



UNA VEZ MÁS LA CLIMATOLOGÍA NOS HA OBLIGADO A MODIFICAR LOS PLANES PREVISTOS PARA ESTE DOMINGO, LA ASCENSIÓN AL PICÓN, EN LA BAÑA. LA PÉSIMA PREVISIÓN DEL TIEMPO, CON NEVADAS, UNIDA A LA DISTANCIA Y CARACTERÍSTICAS DE LA RUTA, NOS ACONSEJÓ REHUSAR SU INTENTO. EN SU LUGAR HEMOS HECHO UNA DE LAS ATRASADAS DEL CALENDARIO, EL BOSQUE DE CANSECO.
AUNQUE TAMBIÉN CON ALGO DE LLUVIA, NIEVE Y FRÍO, CONSEGUIMOS HACER EL RECORRIDO COMPLETO POR EL BONITO BOSQUE Y LOS VALLES CERCANOS A CANSECO.  

(Pincha las fotos para verlas mejor)


Salimos del pueblo bajo la débil lluvia retrocediendo por la carretera alrededor de kilómetro y medio hasta llegar a un puente que nos dio paso a la margen contraria del arroyo y comienzo del valle del Monte Bodón.  






Siguiendo un camino carretero nos metimos en dicho valle con todas las laderas norte del macizo del Bodón de Cármenes frente a nosotros. La nieve comenzaba a abundar y en algunos tramos nos salimos hacia las praderas para evitarla.    



Poco a poco fuimos girando a sudeste para entrar entre matorrales y arbustos que se cerraban sobre el camino. Éste comenzó a internarse en el hayedo casi sin darnos cuenta a la vez que se hacía un poco más pronunciada la pendiente.




Nos fuimos encontrando con algunos ejemplares de gran grosor cubiertos por el verde manto del musgo. La nieve era cada vez más abundante y nos turnamos para abrir huella en ella.  



¿Uno o dos perros?
No tardamos en ver también bonitos rincones en el arroyo que bajaba formando algunos saltos y rápidos entre la arboleda y rocas, algunas de tamaño descomunal a las que hubo quien se encaramó. 




Llegó un momento en el que nos era casi imposible seguir por la nieve y decidimos meternos al arroyo, que ahora iba muy difuminado, aunque encontramos mucho barro en él. 


Dejamos atrás la mayor parte del bosque y vimos la collada a la que teníamos que llegar frente a nosotros. A la izquierda se veía otra que sirve de atajo en la ruta. Siguiendo una loma, y tras cruzar otro tramo entre los árboles, salimos a pocos metros de la collada a la que llegamos minutos después.   
En este paso sin nombre, de 1567 m., y al sur del pequeño cerro de La Majada, nos detuvimos a comer aprovechando unas rocas limpias de nieve. Mientras comíamos se fue oscureciendo por el Oeste y el frío se intensificó, por lo que no demoramos mucho más la marcha. 
Con algunos copos cayendo nos echamos hacia el Este por el valle del Farallón y el pico Peredilla frente a nosotros. Así llegamos al arroyo, el cual, según la descripción que llevábamos, se encajonaba más abajo pudiendo dificultar el caso con la nieve y el agua. Optamos por seguir a media ladera en la que se acumulaba mucha nieve blanda que nos empapó, hasta decidir bajar a ver cómo estaba dicho paso. Otras opción era cruzar por una collada que veíamos a la derecha y que también nos sacaba al valle de Palomera. 
Nos arriesgamos a bajar al desfiladero y comprobamos que no estaba tan mal como parecía. La nieve era menos abundante y eso nos ayudó mucho. Eso sí, con más cantidad y más agua en el arroyo puede complicarse. 
Unos algo más arriba y otros a la vera del arroyo lo cruzamos sin dificultad alguna disfrutando además de unas bonitas cascadas y rápidos. Incluso aprovechamos una ladera nevada para algunos practicar el "culoskí".
Ya con el valle de Palomera a la vista se facilitó aún más la marcha, y tras cruzar un puente sobre el río del mismo nombre, salimos a un ancho camino. Por él anduvimos otro kilómetro largo antes de llegar al barrio alto de Canseco, el de Palomera.
Atravesamos por sus calles  y enseguida vimos el pueblo principal a escasos 400 metros. Ahora el sol lucía entre los nubarrones creando una bonita panorámica del mismo.  
Dejamos atrás una antigua fuente de piedra y nos encontramos con algunas gallinas que campaban a sus anchas por las calles así como varios perros de gran tamaño. No tardamos en llegar a la plaza en la que teníamos los coches aparcados y en ella nos cambiamos para quedar mucho más cómodos.

Emprendimos el viaje de regreso parando luego en un bar de Carmenes en el que algunos decidimos pinchar unas raciones. Un día es un día.  Las degustamos tranquilamente antes de ponernos en marcha hacia León. Optamos por hacerlo ahora por la Collada de Cármenes hacia Villamanín y venir por la nacional. Por ella llegamos sin novedades a la capital una hora después. 

Este duro invierno nos está jugando una mala pasada en el tema de las salidas. Aún así las vamos acoplando como podemos e incluso improvisamos para no perder el hilo de las mismas. Con el buen tiempo esperamos que se normalice la cosa.

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